El proyecto de interiorismo para la joyería Abrines se desarrolló con una premisa clara: convertir el espacio en una extensión física del valor de las piezas que alberga. Ubicada en la reconocida calle Tetuán, el local fue transformado en un entorno sofisticado y preciso, donde cada detalle arquitectónico refuerza la experiencia de lujo y confianza.

Se trabajó con una atmósfera contenida, casi museográfica, en la que la iluminación juega un papel protagonista. Los focos dirigidos, las superficies reflectantes y los contrastes de sombra permiten destacar cada joya como si se tratara de una obra única. El espacio se articula en torno a recorridos fluidos, vitrinas suspendidas y zonas de atención personalizada que invitan a la contemplación y al diálogo.

El mobiliario, diseñado a medida, combina líneas limpias con materiales nobles como madera natural, latón cepillado y piedra pulida, generando una sensación de solidez y elegancia sin ostentación. Los acentos cromáticos, sutiles y estratégicos, aportan calidez y contemporaneidad, sin distraer del protagonismo de las piezas.

Con esta intervención, Abrines refuerza su presencia en el corazón comercial de Sevilla con un espacio que no solo exhibe joyas, sino que las enmarca en una experiencia sensorial, cuidada y memorable.