El diseño interior del restaurante Baltazares fue concebido como una experiencia estética y sensorial que combina elegancia atemporal con una atmósfera cálida y sofisticada. Se apostó por una composición espacial sobria, donde cada elemento contribuye a generar un ambiente de calma, refinamiento y confort.

El mobiliario contemporáneo, cuidadosamente seleccionado, articula el espacio con líneas limpias, materiales nobles y acabados de alta calidad. Las texturas suaves, las superficies mate y las formas orgánicas refuerzan la sensación de equilibrio y armonía, sin caer en excesos decorativos.

La paleta cromática se mantuvo neutra y contenida, permitiendo que pequeños acentos de color —introducidos a través de tapicerías, luminarias o detalles gráficos— aporten dinamismo y carácter sin romper la coherencia visual del conjunto. Estos gestos cromáticos funcionan como puntos de atención que enriquecen la experiencia sin distraer del protagonismo gastronómico.

La iluminación, cálida y puntual, fue diseñada para acompañar la narrativa del espacio, creando zonas íntimas y realzando la materialidad de cada rincón. Se cuidó especialmente la relación entre interior y exterior, favoreciendo la entrada de luz natural y la conexión visual con el entorno urbano.

Con esta intervención, Baltazares se consolida como un restaurante donde el diseño interior no solo acompaña la propuesta culinaria, sino que la eleva, ofreciendo a sus visitantes una experiencia completa, elegante y contemporánea.